Tuvieron que pasar 28 años para que Diego Posada viviera el día más feliz de su vida. Fue el pasado viernes cuando se colgó la medalla de oro en Inline Downhill, contra reloj individual, en marco de los World Roller Games, que tienen como sede a Barcelona, España.
La prueba se disputó en el descenso del Circuit del Parc de Montjuïc Passeig del Migdia y en 900 metros de recorrido, Posada se empleó de la mejor forma y con un guarismo de 43:94 entregó la primera alegría para la Selección Colombia.
Entonces, las lágrimas recorrieron sus mejillas, el corazón se le quería explotar y sus ojos brillaron a plenitud. Colombia entonó con orgullo las notas del himno nacional, Diego puso la bandera de nuestro país bien arriba, levantó su mirada al cielo y le agradeció al Altísimo por hacer su realidad un sueño de niño: ser campeón del mundo.
“Luego de la segunda tirada me situé en el décimo lugar. Sentía que algo andaba mal, desesperadamente busqué con todos los integrantes de los demás países un chasis con ruedas más grandes para rodar más rápido, pero no fue posible. Entonces, opté por buscar los patines profesionales al hotel y regresar a competencia, el tiempo de regreso alcanzó, Dios está conmigo, hice otra tirada y me mantuve de décimo, por lo que a lo mejor la expectativa aparentemente no era buena, pero resulta que en la final hice el mejor tiempo con estos patines y pude celebrar”, dice Posada con una amplia sonrisa en su rostro.
Es de Medellín, tiene 33 años, 28 de ellos dedicados a los patines, estaba buscando ganar algo grande, nunca tiró la toalla y hoy siente la satisfacción del deber cumplido.
“Los patines son mi vida, me transformo cuando me los pongo. Ser campeón del mundo es una alegría muy grande y la comparto con toda Colombia”, sostuvo Posada, quien vive con una pasión única cada una de las competencias.
Haber contado con todo el apoyo para alcanzar esta conquista es algo que siempre agradecerá. Por eso, el abrazo con Alberto Herrera Ayala, presidente de la Federación Colombiana de Patinaje, lo emocionó mucho, fue un momento muy especial para él: “la Federación hizo un esfuerzo muy grande, como patinador que he sido toda la vida sé de los esfuerzos de nuestro presidente Alberto Herrera, esta medalla no hubiera sido posible sin su apoyo. El título se lo dedico a Dios, a mi familia, a los patrocinadores Manzana Postobón, Financiera Progressa, Coldeportes, Bikehouse y, por su puesto, a la Federación Colombiana de Patinaje”.
El tiempo de Dios es perfecto. Cuenta Diego que se fue del patinaje de carrera con la frustración de no haber sido campeón del mundo. Hace dos años practica esta modalidad, en la cual pudo hacer realidad el sueño de su vida. “Después del patinaje de velocidad me dediqué a hacer patinaje de aventura, haciendo cualquier tipo de modalidades y esa aventura me llevó al oro en Inline Downhill en Barcelona”.
Llegar hasta donde lo ha hecho él no ha sido fácil, por eso le entrega algunas recomendaciones a quienes empiezan en esta actividad; “deben sentir muchas ganas y pasión por esto, enamorarse de este deporte, gustarle mucho el miedo, el riesgo y deben ser unos locos como yo”.
En su segunda salida en los World Roller Games de Barcelona, en la prueba en grupo en Inline Downhill, Posada llegó hasta semifinales.
Diego es toda una realidad en esta nueva tendencia del patinaje. Sí, no cabe duda que el nuevo campeón del mundo seguirá luchando para darle más alegrías al país.
Este paisa tiene talento, mucha calidad y seguirá arriesgando todo siempre que se monte en unos patines. La razón es sencilla: sentir la adrenalina al máximo es lo único que le permite ser feliz, muy feliz…
