“A mí no me gustaba ningún deporte”: Yersy

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Después de superar un terrible asma cuando niña, hoy tiene 28 títulos mundiales

–     “Afrontaré este Panamericano con la misma seriedad con la que lo hago en los Mundiales”, dijo

–     “Si Dios me lo permite y me da tiempo, quiero completar 30 títulos del mundo”.

Guadalajara de Buga (Diciembre 7 de 2016) En medio de las terribles crisis de asma que sufría cuando niña, nadie, ni siquiera el más testarudo de los adivinos, se hubiera atrevido a predecir lo que pasaría en el futuro con Yersy Puello en el deporte.

“Esa niña se va a morir un día de estos”, decían algunos vecinos, cuando sus padres tenían que salir corriendo con la muchachita para el hospital, casi que ahogada, jadeante y tosiendo sin parar.

Pero hubo algo peor. Ante los consejos médicos de que la llevaran a nadar en piscina como la ayuda más efectiva para superar su mal, los padres hicieron el esfuerzo y la llevaban. Pero ella le tenía miedo al agua y, en vez de meterse, lo que hacía era darle vueltas a la piscina caminando por el cemento. Así parecía imposible.

¿Entonces cómo fue que esta mujer, no solo superó su enfermedad sino que llegó al deporte y hoy ha ganado la friolera de 28 títulos del mundo en el patinaje y espera ganar más? Ella, sonriente, aceptó contarnos su historia.

“Yo nací en el barrio San Fernando de Cartagena. Mi padre fue estudiador de suelos y mi madre ama de casa. Desde muy niña fui asmática y, más o menos, hasta los seis años no salía del hospital. Eran muchas las crisis que me daban y, de la semana, yo me pasaba tres y hasta cuatro días en el hospital. De ahí que yo no haya sido una niña como las demás. Yo no supe qué era jugar corriendo en la calle con otros niños porque siempre me tenían como aislada. Hasta que por fin llegué al deporte. A los 11 años llegué al patinaje, gracias al apoyo de mis padres, quienes en una Navidad me regalaron unos patines. Me los puse sin miedo y sin temores en la calle, la cual habían pavimentado por esos días. Mi papá me vio y, de una, descubrió que yo podía tener un futuro en ese deporte. Algunos amigos le decían que me llevara a artístico, pero a él le gustaba era que yo me rozara con gente y me matriculó en la escuela de iniciación Pegasos Élite de Bolívar. Ahí comencé, ya a los 12 años, mi carrera deportiva. Pero tengo que confesar que yo iba porque ellos me llevaban porque, la verdad, a mí no me gustaba, no me gustaba ninguna clase de deportes. Yo lo que quería era estudiar.

“Pero ya cuando ya gané mi primera medalla, recuerdo que fue en un Nacional en Bucaramanga en pre juvenil, comencé a cogerle un poco de amor y a entrenarlo mucho más seguido. Inicialmente me llevaron a natación, pero no me gustaba. Me llevaban a las clases pero yo lo que hacía era dar vueltas alrededor de la piscina y nunca me metí. Después de una semana de estar haciendo lo mismo, mi mamá se aburrió y dijo que no me volvía a llevar.

“Lo del patinaje casi que fue a la brava, porque en mi casa se hacía lo que mi papá dijera y él dijo que iba a patinar. Yo recuerdo que un da mi papá no me podía llevar y entonces mi mamá me montó a un bus para que él  me recibiera en la India Catalina. Yo me fui en el bus, pero me quedé dormida y cuando desperté ya el bus había dado la vuelta y estaba de nuevo en mi barrio, cerca de mi casa. Casi se vuelven locos buscándome….

“Cuando subí a la categoría Pre Juvenil me di cuenta que podía ser alguien grande en este deporte, porque me gané cinco de siete medallas posibles en mi primer torneo en Bucaramanga. Eso me llenó de entusiasmo y, además, siendo pre juvenil me invitaron al Selectivo y ya vi cómo era que se debía entrenar al cien por ciento para ser alguien en esto. Ya con mi entrenador, Ever Paola, decidimos planificar el entrenamiento y dedicarnos a la velocidad. Gracias a Dios pudimos salir adelante.

“Ahora tengo que decir que el deporte lo ha sido todo para mí, que mi vida ha ido evolucionando y he cambiado mucho. Al principio me sirvió para saber que no solo debía ser una buena estudiante, sino que tenía que prepararme para ser una buena deportista también. Yo creo que esa es la clase de maduración que uno tiene en este deporte. Yo soy muy apegada a mi entrenador y a mi familia y entonces he sentido como ese apoyo y, la verdad, es que me siento muy cobijada por ellos.

“Lo de mis 28 títulos mundiales es una gran emoción. Ser la mujer con más títulos del mundo es algo que no me lo imaginaba, pero sí lo quería. Yo siempre quise ser la mejor, superar a grandes deportistas para quedar en la historia del deporte. Cada uno de mis 28 títulos representa algo muy importante en cada capítulo de mi vida. Cada uno lo luché al máximo, me han insultado y tratado de perjudicar, porque en esto hay muchas envidias, especialmente cuando uno está creciendo, pero a mí eso no me ha limitado para seguir demostrando lo que valgo y siempre he dado lo mejor de mí.

“Ahora muchos me preguntan si después de haber ganado 28 títulos quiero ganar más y mi respuesta siempre es que sí. Quiero llegar a los 30 y desde hace un año, más o menos, me he enfocado en ese objetivo. Pero no soy yo quien va a decir si me retiro hoy o mañana, eso solo lo decide Dios, pero mientras pueda voy a seguir luchando para lograr esa meta. Eso sí, el día que Dios me diga, no más, hasta aquí, lo voy a tomar con la mejor actitud y me iré”.

Después de esta gran confesión, no nos queda sino preguntarle cómo, después de ganar 28 títulos del mundo, afronta un Panamericano como el que se inicia este jueves acá en Buga:

“Con la misma madurez con que tomo un Mundial. Para mí este es un evento muy importante porque aquí, aunque somos la potencia americana, no la vamos a tener fácil, y por eso voy a salir a la pista con la misma madurez con que fui al mundial de la China hace poco. Vamos a respetar a cada uno de los rivales, porque tenemos claro que todos van a ir en contra de Colombia, pero nosotros siempre nos enfocamos en ser los mejores y quedar de primeros”.

Y para finalizar, Yersy nos habla de cómo es su vida hoy, en Cartagena y al lado de sus padres: “Cuando estuve en Cali estudié Gastronomía y ya tengo esa carrera en mi poder. Ahora en Cartagena llevo dos semestres de Pedagogía Infantil, lo que no ha sido fácil por estar metida en el deporte. Vivo con mis padres y una hermana. Estoy dedicada cien por ciento al patinaje y me tocó cancelar el semestre por la permanecía en la Selección. No puedo negar que en el patinaje me ha ido bien. Con este deporte he conseguido muchas cosas, tengo mi casa, mi carro, soy la mano derecha de mi familia y quien aporta casi todo. También tengo por ahí un lote y estoy pensando en conseguir un apartamento para tenerlo en arriendo. Como pueden ver, el patinaje me ha dado muchas cositas”.

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